SOBRE CONSPIRACIONES
JUDEO-MASÓNICAS
Y QUINTAS COLUMNAS:
Ángela Sierra, Portavoz del Comité de Huelga de la Universidad
de La
Laguna
Algunos políticos, cuando se quedan sin razones que justifiquen
sus errores recurren al argumento de la conspiración y casi
siempre de la misma naturaleza: un grupo oculto de intereses se han
conjurado para empañar sus aciertos y desvelos y llegará el
momento, porque todo llega, en que esos oscuros intereses saldrán
a la luz y entonces se descubrirá su condición de víctima
propiciatoria y la perversidad de quienes les han criticado. En buena
lógica, una vez descubierta, la perversidad intrínseca
de sus críticos podría esperarse que el político
reclamara su beatificación, aunque no siempre lo hace, y en
este momento no sabemos los docentes que estamos en huelga en la Universidad
de La Laguna y de Las Palmas, si es eso lo que se le debe al Consejero
de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Canarias y si
se abrirá muy pronto el proceso de beatificación. Al
fin y al cabo el Gobierno de Canarias se puede permitir el lujo de
tener un santo, si se permite otros. Lo que si sabemos es que, en sus
recientes declaraciones, además, de defender la oportunidad
y bondad de sus acciones, con argumentos confusos y contradictorios,
- entre sus contradicciones más lucida está la de dar
más dinero a cada uno de los docentes, disponiendo de menos
presupuesto, la multiplicación de los panes y los peces es un
milagro sencillo comparado con esto- el Consejero se ha referido a
un hecho que él dice conocer bien: la huelga es debida a la
manipulación interesada de los docentes en el seno de los cuales
ha fraguado una operación política de envergadura, que
se conocerá dentro de poco tiempo. Hay que felicitarse de las
capacidades adivinatorias del señor Consejero y lamentar que
no hiciera uso de ellas, cuando se aprobaron los nuevos complementos.
La verdad es que a todos nos gustaría que fundase un consultorio
de adivinación al que podamos acudir en momentos de duda, pero,
también, nos gustaría que tuviera más respeto
por la inteligencia y la autonomía de la conciencia de los docentes
universitarios y su capacidad para discriminar por sí mismo,
sin tutelas de ninguna clase, qué es lo que les conviene y cuáles
son sus derechos. Por otro lado, también, nos gustaría
qué dijera, con claridad y sin misterios, qué operación
política está en curso y quién la encabeza, por
si nos interesa participar en ella.
De las explicaciones del Sr. Consejero sobre el
origen del conflicto que ha sumido en una huelga indefinida a las
dos universidades canarias
se desprende que no estar de acuerdo con él no es una señal
de inteligencia. Casi podría decirse, siguiendo su argumentación,
que el que no está de acuerdo con él es un tonto y los
tontos como todo el mundo sabe son manipulables. Tiene una alta consideración
de sí mismo el Sr. Consejero. Todos sabemos el daño que
puede hacerle a una carrera política no tener suficiente autoestima
y la suya es de tal calibre que le auguramos grandes éxitos.
Pero debería ser generoso, en esa posición privilegiada
en que se halla, por encima de la inteligencia ordinaria, y concederle
a los demás, si no su alta inteligencia, al menos sentido común
suficiente para tomar decisiones.
A estas alturas en Canarias resulta difícil sorprenderse, pero,
aún así, algunos no quedamos perplejos ante políticos
que pretenden desautorizar moralmente las protestas colectivas por
ser “políticas”. ¿De qué época
es el Sr. Consejero? De la de aquel general que aconsejaba a sus ministros
no meterse en política. Nosotros creíamos que el Sr.
Consejero tenía posiciones “políticas”, puesto
que pertenece a un gobierno y un partido. Ahora sabemos que no sólo
está por encima de la inteligencia del común de los mortales,
sino, también, por encima de la política. No nos lo merecemos.
|