¿Universidad en paro? ¿Qué paro?

Manuel Liz y Margarita Vázquez
( filósofos y profesores titulares de la Universidad de La Laguna.)

Sí, la Universidad de La Laguna está en paro. El problema es doble. Por un lado, está el salario. Reivindicamos llegar a cobrar, de una forma u otra, un sueldo equiparable al sueldo que cobran el resto de los funcionarios de nuestra misma categoría. A esto lo llamamos homologación. Por otro lado, está nuestra dignidad profesional. Se nos pagan unos complementos según nuestra mayor o menor dedicación a la docencia, la investigación y la gestión. Y exigimos que la evaluación de tales complementos sea rigurosa y que se utilicen indicadores objetivos de calidad.

Más de las tres cuartas partes de los profesores de la Universidad de La Laguna estamos en paro. Es cierto que la gran mayoría de nosotros ha solicitado también la evaluación de los complementos de acuerdo al último protocolo. Pero estamos en paro y consideramos más que justificada nuestra protesta. Sabemos también que existe una Junta de Personal de la Universidad que pactó ese protocolo de complementos. Desde este punto de vista, todo es legal. Pero distinguimos entre legalidad y legitimidad. La actual Junta de Personal recibió los votos de poco más del diez por ciento del profesorado. Contra tales acuerdos estamos ahora protestando más del setenta y cinco por ciento de los profesores de nuestra Universidad.

Sabemos, además, que no hay ningún problema jurídico ni económico en satisfacer nuestras demandas. Y es que ocupamos una posición de privilegio en la escala del saber. Somos los máximos expertos en leyes, en microbiología y en economía; en física, filosofía y matemáticas. Nos salen las leyes, las razones y las cuentas.

Se podrá intentar poner a la opinión pública en nuestra contra, se podrá querer engañarnos en negociaciones sibilinas, se podrá cerrar filas y levantar un muro político frente a nosotros. Todo esto puede ocurrir. En alguna medida, ya está ocurriendo. Sin embargo, hay algo que no puede hacerse frente a nosotros. Y es apelar a la verdad. La Universidad es aquella institución que se ha especializado en buscar y valorar la verdad. Los máximos expertos en la verdad, en cualquier verdad de cualquier campo, se encuentran en la Universidad.

La investigación es esencial para la Universidad. Sin investigación, la Universidad se reduciría a las clases. Y esas clases serían cada vez más pobres. Sí, en la Universidad de La Laguna estamos en paro. Pero hay que matizar que nuestro paro es sólo docente. En otras palabras, seguimos trabajando casi al máximo. Nuestros proyectos de investigación no se han parado. Seguimos escribiendo artículos y libros, seguimos participando en congresos y reuniones científicas. Seguimos produciendo ideas, teorías y aplicaciones. Y también seguimos formando investigadores. Nuestras becarias y becarios siguen en sus laboratorios y despachos. Y las memorias y tesis no han dejado de escribirse.

Estamos siendo continuamente evaluados. Nos evalúan severamente los comités científicos de las revistas donde hemos enviado nuestros trabajos, los congresos donde queremos hacer públicos nuestros resultados, las agencias nacionales e internacionales que reciben nuestros proyectos de investigación. Y quisiéramos ser evaluados por nuestra Consejería con el mismo rigor y objetividad. En esos lugares, nos evalúan anónimamente nuestros “pares”, profesores con la máxima cualificación científica. Pero no es así en el reciente diseño que la Consejería ha hecho para evaluar nuestros complementos

El curso académico comenzó en septiembre. Hay que realizar y evaluar exámenes. Justificar los proyectos de investigación que se están desarrollando. Solicitar otros nuevos. Se piden becas de investigación. Comienza un nuevo calendario de seminarios y congresos. En este contexto, la convocatoria que la Consejería hizo para solicitar una vez más los complementos docentes, investigadores y de gestión fue como un jarro de agua fría. Se valoraban méritos insustanciales, se pedían certificaciones absurdas, etc., convirtiéndose la redacción de la solicitud de dichos complementos en un histriónico ejercicio de ingeniería burocrática. ¡El paro, el auténtico paro de la Universidad de La Laguna, fue éste! Y todo ello para abortar el movimiento a favor de la homologación que había comenzado el pasado curso. Pues bien, lo que realmente se ha conseguido es unir a toda la Universidad de La Laguna contra la Consejería de Educación. Y lo que motiva nuestra protesta no es ya sólo una cuestión de salario. Es cada vez más una cuestión de dignidad.

Sí, la Universidad de La Laguna está en paro. Sin embargo, a pesar de que algunos políticos se rasguen las vestiduras acusándonos de graves irresponsabilidades docentes, este paro es mínimo. Sobre todo, no es nada comparado con el daño que están haciendo unas políticas educativas y científicas llenas de ignorancia y de soberbia. Lo grave no es dejar de impartir unas cuantas clases. ¡Lo realmente grave es hacer que la Universidad pierda la ilusión por investigar! Esto sí que ocasionaría daños irreparables. Y convertiría nuestra Universidad de La Laguna en una oficina expendedora de títulos cada vez más devaluados y vacíos de contenido.

Sí, estamos en paro pero no estamos parados. Lo único que no hemos hecho es ir a las aulas. Otros, en cambio, aunque no estén en paro sí están habitualmente parados. Y, encima, cobran mucho más.